COMENTANDO

 MEAR CULPAS

 

Ingenuos hemos de ser los que considerábamos que la ideología del anarcocapitalismo no era preocupante porque nunca accedería al poder.

Es claro que, si se pretenda desnuda, es una ideología execrable, pero si se disfraza bajo la frustración popular que ha alimentado ese neoliberalismo que ya lleva décadas, se posiciona como euforia popular, la que mueve a las masas incultas que lo que quieren es un salvador.

Pero el tal salvador no es otra cosa que un señor de corte feudalista que quiere imponer las doctrinas para volver al mundo del gran patrón. Laborantes sin derechos, profesionales sin gremio, corporaciones sin impuestos. Puro Viejo Oeste: la ley del más fuerte, pero el gran colectivo se presenta desarmado y sin acceso a toma de decisiones.

Véase la manera cómo en Argentina, la seguridad ha generado un protocolo ridículo para protestas que exige manifestarse en la acera y en “fila india”, así sean cincuenta o cien mil almas.  Esto da pretexto para empujar a manifestantes, —repetidamente a jubilados e indefensos— y hasta para gasearlos con la versión del gas pimienta que contiene algún derivado de cloro.

Entretanto, el monigote que la oligarquía maneja, Javier Milei se pasa en foros internacionales diciendo que su modelo es un éxito: “los jubilados le van ganando a la inflación#, dice con sorna este hombre que ha confesado ver a la justicia social como algo aberrante.

Procaz, insolente, mentiroso… Pongamos esto en plural porque son calcados Milei, Bolsonaro, Trump y hasta el títere local que también obedece a grandes negociantes.  Estos son los que reciben la benevolencia del Supremo —eso sí, sin la nota ilustre del personaje de Roa Bastos— y, nosotros, el resto los que vemos la amenaza diaria que son las altas tasas de interés, el alto desempleo, la muerte de los subsidios sociales, la esclerosis del sistema de salud y los recortes de todos los presupuestos que desde el Estado siempre han dinamizado la economía.  También los ya dichos derechos laborales y sociales que, si no han muerto ya, agonizan en solitario.

Los señores de los medios obedecen al hambre inmediata. Es muy difícil opinar en contra si te arrancan la pauta publicitaria. Eso justifica que los medios locales se den por satisfechos con tales políticas, pero también los capitales buitre saben que los países que borran su patrimonio terminan por tener condiciones esclavistas que inducen a vender su mano de obra ya barata y desregulada.

Por eso es bonito ser tigre asiático y no obrero que no llega a fin de mes, pese a tener dos o tres empleos.

Por eso hay una gran comitiva de ambiciosos que acepta cualquier cargo en un poder que es casi delictivo en tanto juega contra los mismos ciudadanos.

Lo que pasa es que el poder genera algo más fuerte que la solidaridad, lo cual se llama avaricia.
Ésta rompe moldes y paradigmas morales y así vemos políticos que pagan a orejas por conseguir vídeos e informaciones de enemigos para tener instrumentos con los cuales someter la voluntad de sus colegas.

Este mierdero, porque carece de toda sutileza, es el mapa de hoy. Uno debería pensar ante cada declaración que oye, porque la mayoría de las palabras hoy vienen infectadas con ganas de retorcer el cuello al otro y de embarrar excrecencias sobre el enemigo.

Porque ayer  vi por un ratito  un docu sobre el teórico alemán del partido nazi, Carl Schmitt, y su perorata de la importancia de tener un enemigo: es el pato de la fiesta y funciona muy bien para convocar multitudes en la plaza.

La nueva inquisición tiene su religión, el capital.

Su dios, el dinero.

Su sumo sacerdote:  los sociópatas que nos gobiernan.

2 comentarios:

  1. Agradezco cuando a las personas, situaciones y cosas se las llama exactamente por su nombre, tal y cual lo hace con maestría Adán Vivas

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